El Fogón de la Editora

DOBLAN POR TODOS

Yolanda Medina Carrasco / Venezuela RED Informativa.us

Si nos conformamos en continuar viendo a la solidaridad como un instante de caridad, no vamos a evolucionar como hispanoamericanos.

La indiferencia y el bajísimo compromiso frente a la pobreza, la desesperanza y el sometimiento de pueblos enteros a gobiernos dictatoriales que destruyen y humillan a cada vez más países en la América Latina, habla muy mal del resto del Continente, que anda todavía bien.

La desgracia ensañada por más de seis décadas sobre el pueblo de Cuba no solo es un asunto de los cubanos. Como tampoco el horror que ha producido el desgaste, la corrupción y el éxodo bíblico del pueblo de Venezuela. Ni del nica. Ni del boliviano. Ni del mexicano, o del hondureño o el de El Salvador que arriesgan más que la vida, para poder cobijarse en América.

Los europeos, luego de las dos las últimas guerras de exterminio entre ellos mismos, y varios holocaustos abominables sobre millones de civiles indefensos, han aprendido perfectamente a conjugar la acción de la solidaridad.

Europa, salvo perfiles muy específicos, es vista por los europeos como una sola nación, una sola civilización, muchos idiomas y culturas, pero la misma esencia. Por eso es que vemos como una importante parte de la sociedad civil del continente europeo, esta con Ucrania. Piden por Ucrania. Se movilizan por Ucrania. Atienden los ríos de refugiados que la guerra está empujando, y abren paraguas de cobijos y flexibilización de leyes migratorias que antes de la invasión eran tremendamente rígidas. De pronto, una parte muy importante de Europa se “volvió” Ucrania.

En Latinoamérica, luego de más de dos siglos de vida republicana, una lengua más o menos común, creencias religiosas parecidísimas y unas raíces culturales e históricas similares, no nos sentimos prójimos entre nosotros mismos. Aunque cualquiera que saque la cuenta, verá que somos más o menos la misma gente.

Sin embargo el caos humano que se padece en Venezuela, la aniquilación sostenida del pueblo cubano, los abusos sin límites del gobierno nicaragüense en contra de su propio pueblo, se miran y se entienden como algo muy lejano. Como un asunto interplanetario.

Para muchos de los hombres y mujeres de nuestro continente, está más cerca el desastre de la lejana Ucrania, que el dolor y la espantosa destrucción diaria en que amanecen y anochecen nuestros propios hermanos, en nuestros propios países. ¡Eso NO puede ser!

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