Doctora Montserrat Rodríguez diagnostica a Venezuela: «Le borraron el pasado, le están violando el presente y le arrebataron el futuro”

Alexander Arredondo / Aquí Venezuela
Predicar con el ejemplo es algo difícil y demandante para los seres humanos, no obstante, nuestra entrevistada de esta semana ha demostrado una y otra vez que sí se puede. Con tesón y mucha disciplina, la doctora Montserrat Rodríguez, predicando con el ejemplo, pregona con fuerza que la buena alimentación y la vida sana sí son posibles y están a la mano de todos nosotros con solo preocuparnos por nuestra salud presente y futura. La doctora Rodríguez nos entrega una entrevista cargada de recomendaciones que no representan esfuerzos titánicos, pero cómo nos ayudarán a sentirnos mejor con nuestro cuerpo.
Iniciamos la entrevista indagando sobre el origen de su mística y el profundo amor por su profesión.
-¿Qué la motivó a ser médico?
-No lo vas a creer, pero en la época en que tomé esa decisión, realmente yo lo que quería ser era músico, pero mi padre, que era un hombre maravilloso y muy estricto y que había apoyado mis actividades como músico durante toda mi niñez y adolescencia, me dijo: “Hija yo creo que es hora que usted escoja una carrera seria… o Medicina o Derecho”, y por supuesto opté por la Medicina, porque siempre he pensado que los abogados van dejando enemigos a lo largo de sus vidas. Por supuesto, después que comencé en la universidad, le tomé muchísimo cariño y me apasioné por mi carrera, la cual me ha dado muchísimas satisfacciones.
-Y con esa pasión en mente, háblenos de su capacitación profesional.
-Mi carrera de médico la estudié en la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado (UCLA), de Barquisimeto, recibí mi diploma de grado en 1990. Posteriormente, apenas terminé la carrera, hice mi internado rotatorio, que era un requisito que el gobierno de mi país (Venezuela) exigía. Lo hice en el Hospital Central Antonio María Pineda. Mi primer postgrado fue el de Medicina Interna y lo culminé con honores, pero inmediatamente decidí hacer una segunda especialización en Gastroenterología. Ambos postgrados los hice también en la UCLA, con algunos cursos de entrenamiento en la Universidad Central de Venezuela. Al mudarme a Estados Unidos en 2003, decidí por varias razones que me dedicaría a trabajar con pacientes con sobrepeso, obesidad y enfermedades crónicas relacionadas con estas condiciones. Y entonces estudié la carrera de Ciencias de la Nutrición en la Universidad de Kaplan. Al mismo tiempo hice un entrenamiento de Nutrición Integral y Holística durante 2 años en el Instituto de Nutrición Integrativa, avalado por la Universidad de Purchase en Nueva York. Posteriormente también hice entrenamientos en Coaching de Salud y Bienestar y Psicología de la Nutrición (estos dos últimos entrenamientos fueron en Institutos privados y online).
-Ha sido una preparación exhaustiva y profunda, ahora, ¿en qué consiste su sistema “Comida y Medicina” que ha ayudado a miles de personas en el mundo?
-Es una recopilación de muchos años de estudio, de experiencias con pacientes, acumuladas durante más de 30 años de carrera, pero, sobre todo, es una experiencia que cambió mi vida, pues personalmente sufrí de sobrepeso, prediabetes, problemas hormonales severos durante gran parte de mi infancia, adolescencia y adultez joven. Y luego de haberme sometido a un cambio radical en mi estilo de vida, me di cuenta que todo comenzó a tener más sentido, tanto la medicina preventiva, ese concepto que llamamos estilo de vida, así como el sanar nuestras emociones con la comida. Entonces me dije: “Tengo que lograr a través de una estrategia, de un método elaborado, una forma de ayudar a muchísimas personas a que puedan lograr esa transformación que les garantizara una vida saludable, más larga y más feliz”. De allí salió este método que consiste en un programa para ser realizado en seis semanas, con muchas herramientas, donde me dedico a hacer esos cambios no solo en la nutrición, sino también en otros pilares fundamentales del estilo de vida de los pacientes, para lograr esa transformación y ese estado mental distinto que asegura el cambio definitivo.
-Y como gastroenteróloga, ¿cuál es su recomendación para evitar afecciones gástricas?
-Definitivamente una dieta saludable, lo más natural posible, es decir, ingredientes de verdad, la eliminación de las comidas ultraproceadas, preservativos, exceso de sodio y azucares. Un balance en los diferentes macronutrientes, y aporte de fibra y agua necesarios para mantener el sistema digestivo funcionando y eliminando toxinas adecuadamente. Por supuesto, es muy importante la suplementación y la organización del horario de las comidas. Parece sencillo, pero a veces la implementación es la que se complica y ahí es donde el paciente debe hablar con su médico nutricionista para poder organizar todos esos requisitos en un plan que se adapte al ritmo de vida de cada paciente.
-¿USA es un país con una correcta dieta? ¿Sus habitantes se alimentan bien?
-Las dietas no deben adjudicarse a un país. En USA hay de todo… cuando digo de todo es de todo, tanto para comer mal, enfermarse y ponerse obesos, como también de todo para tener una dieta saludable, balanceada. Aquí existen muchísimos recursos que no poseen otros países ni otras comunidades. Yo más bien diría que en USA el ritmo de vida tan agitado que llevamos y el exceso de ofertas que “aparentan” ser una solución económica para comer se han asociado y el resultado ha sido nefasto. Pero eso no depende de un país, o de sus gobernantes. Estamos en la era de la información gratis y disponible las 24 horas del día, vivimos en el país donde el consumidor manda, porque lo que pide se lo dan los grandes productores de bienes y servicios. Estamos en el país donde la creatividad se convierte en realidad en tiempo récord. Entonces, aquí lo que falta es que las personas tomen el control de su salud, que la coloquen en el lugar prioritario que debe tener y que no negocien su calidad de vida ahorrándose unos cuantos dólares comprando una caja de comida rápida o productos que no tienen ninguna calidad nutricional… Somos un país de fusión, de inmigrantes, de cruce de culturas maravilloso, somos privilegiados y tenemos que tomar ventaja de eso.
-Entrando en materia, ¿cómo se supera la obesidad? ¿Existe un componente psicológico que debe ser abordado? ¿Cómo se enfrenta?
-La obesidad es una enfermedad MULTIFACTORIAL. Tiene componentes genéticos y metabólicos, pero más del 80% de su causa es un componente de malos hábitos adquiridos. Cuando vemos las estadísticas de personas obesas nos damos cuenta que la gran mayoría ha crecido en hogares donde también los padres y abuelos son obesos y, muy probablemente si no se cambian los patrones de alimentación, las siguientes generaciones también lo serán. El componente emocional también está presente, pero cuando estudiamos el contexto de una persona con obesidad mórbida, nos damos cuenta que el componente emocional, llámese depresión, ansiedad, abandono, maltrato, etc., esta necesariamente unido a unos malos patrones de alimentación heredados y adquiridos por años. Por mi profesión, he visto como obesos se recuperan cuando toman consciencia de que la solución viene desde sus cabezas y luego la ejecutan a través de un plan y una estrategia clara y con una disciplina impresionante, aun teniendo problemas emocionales enormes. Igualmente he visto como otros que se someten a cirugía bariátrica, y aun cuando emocionalmente el sustrato cambia positivamente, después de varios años vuelven a engordar porque no lograron hacer ese reaprendizaje interno e integral para lograr el cambio.
-Ahora bien, usted misma, como profesional de la materia, ¿qué come? ¿Qué les sugiere a las personas obesas como estrategia para bajar de peso?
Esta pregunta me parece súper interesante, la gente asume que porque somos médicos o nutricionistas no tenemos problemas de salud o de relación patológica con nuestros alimentos… y nada más lejos de la realidad. Yo, como te dije, siendo médico y con dos especialidades, nunca hice cambios en mi estilo de vida, porque era muy joven y no tenía la consciencia real de que me afectaría mi salud de adulta. Solo cuando me enfrenté a una situación personal definitoria decidí hacerle frente al tema y comencé a cambiar mis hábitos para lograr el peso y el cuerpo que nunca había tenido. Por cierto, esto lo logre a mis 40 años… Todo esto te lo digo para aclarar que como todos mis pacientes, también fui paciente, estuve enferma y en mi desespero por bajar de peso me repasé todas las dietas habidas y por haber… pero solo hasta que internalicé la importancia de mi salud, de mi vida y su estrecha relación con los alimentos, empecé a comer correctamente y además a entender que es un proceso dinámico que puede cambiar a través de nuestros años. Hoy en día practico el ayuno intermitente de 16 horas desde hace 4 años, y cuando mis pacientes con sobrepeso y obesidad lo hacen siguiendo mi método, inmediatamente bajan de peso y se les regulariza el metabolismo y las hormonas, independientemente de las condiciones de salud que tengan. Obviamente esto DEBE ser SIEMPRE monitoreado por un médico nutricionista experto en la materia.
-En verdad, sin magia ni dejar la vida en ello, ¿cómo se mantiene un peso saludable?
-Pues así mismo SIN MAGIA… se mantiene comiendo alimentos sanos, naturales, sin procesar en una proporción adecuada a nuestro tamaño, edad y gasto calórico. Acompañado de una rutina de ejercicios o actividad física adecuados a cada cuerpo, y con otros soportes importantísimos como la suplementación y la hidratación. La otra condición es que DEBE SER POR EL RESTO DE LA VIDA. No podemos pretender que comiendo mal vamos a mantener los mismos resultados que obtenemos cuando comemos bien. Eso no pasa, y además es completamente absurdo esperar eso.
-Por favor, para documentarnos en torno a este delicado tema, ¿nos puede suministrar los datos de sus aportes como escritora y conferencista para la comunidad latina de Florida?
-He escrito 4 publicaciones digitales:
1) DETOX FOR LIFE
2) GUÍA PRACTICA PARA HACER AYUNO INTERMITENTE
3) COMIDA Y MEDICINA
4) TRASTORNOS DEL SUEÑO Y SU RELACIÓN CON EL SOBREPESO
Ademas he escrito para varias publicaciones: Columna “Cápsulas de salud” del periódico La Gaceta (de Tampa), Revista Médica (revista de publicación mensual en Puerto Rico), Hispánica Magazine (revista de publicación mensual del sur de la Florida), columna “Salud al día” de la Revista Venue; soy conductora de los programas “Cuerpo y Figura” en Radio Cristina Network, “De la mesa a la pesa” del canal Factores de poder en YouTube y conductora y productora del programa “Pregúntale a la doctora” transmitido por la radio Cristiana La Nueva 88.9 FM.
-¿Qué es la salud antienvejecimiento y cómo la instrumenta en sus pacientes?
-La Ciencia del antienvejecimiento es la nueva cara de la medicina preventiva, es decir, estamos viviendo una época donde no solo es agradable verse y sentirse bien, sino que es una necesidad. En un mundo donde la exigencia a nuestros cuerpos físicos y la productividad se ha llevado a límites casi insensatos, todos queremos vernos más jóvenes, pero mejor aún, sentirnos más jóvenes y poder desenvolvernos y competir en el mundo laboral como cuando teníamos 30 años. De esa necesidad surge el movimiento “antiaging” o “antienvejecimiento”, porque ahora el foco está en mantener nuestros cuerpos funcionales y sanos, evitando el daño y el deterioro que trae la edad. En mi caso, a través de la elaboración de programas nutricionales integrales enfocados en usar el poder sanador y regenerador de los alimentos y de los suplementos es el vehículo a través del cual mis pacientes logran recuperar sus funciones y capacidades, mientras alejan la amenaza de enfermedades crónicas y discapacitantes.
El ser humano detrás de la gran profesional
Hasta ahora hemos hecho contacto con la profesional de la Medicina, abnegada en el cuidado de sus pacientes, gran divulgadora del cuidado en la alimentación y siempre actualizada y documentada, como estupenda profesional que es, pero es hora de echar un vistazo al ser humano detrás de la reputada doctora…
-¿Qué recuerdos conserva de las universidades en las que se preparó, la Lisandro Alvarado en Venezuela y la Kaplan en USA?
-En mi paso por la UCLA (Venezuela) pasaron cosas súper importantes en mi vida, imagínate que mi primera hija nació un día después de que recibí el título de médico, lo cual ya te dice cómo fueron esos últimos 9 meses de mi carrera, donde no solo estamos sometidos a muchísimo estrés, sino que con una cantidad de tareas y requisitos que si no los cumplía no me graduaba. El apoyo de mis compañeros y mis profesores fue no solo vital sino maravilloso y hasta el día de hoy lo atesoro como una época maravillosa. Aquí, en USA, al entrar en la universidad, recuerdo que yo me esforzaba muchísimo, no solo porque la universidad era súper exigente, sino porque además no era en mi idioma nativo, estaba relativamente nueva en este país, y yo me decía siempre: “No puedes fallar, aquí tienes que ser mejor que el mejor, además eres médico”. Recuerdo que en medio de mis exámenes finales, mi padre enfermó gravemente y luego murió, y obviamente esto me hizo compartir mi tiempo entre muchísimas cosas y emociones fuertes… entonces, si yo sacaba una calificación por debajo de A+ o 4/0 me ponía muy triste y llamaba a mis profesores para explicarles o para pedirles más tiempo para entregar mis tareas… y un día me dijeron: “Doctora, usted se ha ganado todos los diplomas de honor que hemos repartido en este periodo. Usted ha cumplido con todo lo que requerimos y ha excedido nuestras expectativas, ya usted está en el grupo de los profesionales que se graduarán suma cum laude…. aunque no vuelva más a clases, ya está allí… así que dedique tiempo a su padre, a su familia y descanse”. Esto fue un gran alivio, lo agradecí muchísimo, me dio paz y me permitió graduarme a tiempo y cumplir con mis objetivos. Además con mi familia… este gesto no lo olvido y quedará marcado en mi memoria.
-Y en estos tiempos de cercanía total y 100% de conexión virtual, ¿cómo se lleva con las redes sociales? ¿Las emplea en su día a día? ¿Las utiliza como instrumento de divulgación entre sus pacientes y seguidores?
-Siempre me he manejado muy bien, con desaciertos, a punta de ensayo y error, hasta que entendí que eran una herramienta de comunicación súper efectiva y con un alcance casi infinito en su potencial. Así que las empleo a diario como instrumento de educación y también como una plataforma para compartir y canalizar información veraz y profesional.
-¿Cómo venció a la diabetes, el hipotiroidismo y la obesidad? ¿Qué significó aplicar sus propias teorías en usted misma?
-Era una experiencia muy especial, sentía por un lado un logro maravilloso, era como si hubiera descubierto el código secreto de la vida eterna o la felicidad… sin embargo, sentí como una pequeña frustración retrospectiva, porque me di cuenta de que como médico con dos postgrados, irónicamente, no había resuelto mis problemas de salud, y en cambio a través del poder sanador de los alimentos sí lo había logrado. Pero lo bueno fue que al final he usado estas herramientas, lo mejor de las dos carreras para ayudarme a mí, a mi familia, a mis pacientes y a mis seguidores.
-Descríbanos su vida sana de la actualidad, cómo la definiría.
-Es un estilo de vida donde las palabras clave son balance y organización. Las prioridades son mi salud mental, espiritual y física. Ahora entiendo que es muy saludable saber darle a cada actividad su tiempo y su espacio. Disfruto mucho de cada minuto, incluso cuando trabajo intensamente con mis pacientes o cuando estoy de vacaciones. El agradecimiento constante es un ingrediente mágico.
-¿En qué consiste una vida sana? ¿Cómo se le convence a la gente de ese concepto para su vida? ¿Es verdad que todo arranca por lo que comemos?
-Una vida en la que puedes alimentarte bien, dormir bien, en la que puedes compaginar tu trabajo con tus actividades de entretenimiento, en la que le das espacio a la evolución constante y aprendes a “bailar” al ritmo de la dinámica de tus años, sacándoles el mayor provecho. Es estar en paz y equilibrio con tu realidad. Para mí la comida es la columna vertebral, porque es la única manera de darle información a nuestros genes en cada bocado que ponemos en nuestro estómago. Allí definitivamente comienza todo.
-Valga la redundancia, ¿usted predica con el ejemplo para ejemplificar una vida sana? ¿Eso puede durar toda una vida por sí solo o requiere de un gran sacrificio?
-Cuando entiendes que la vida sana es algo que siempre ha sido inherente a la naturaleza humana y que es la única fórmula del bienestar integral, entonces la palabra “sacrificio” no entra en la fórmula para lograrlo. Por supuesto que es un concepto cuya única posibilidad de que se materialice es a través de un esfuerzo que hay que hacer. Es tan simple como que cualquier cosa que hagamos requiere una inversión de energía, simplemente decidimos si hacemos el esfuerzo en la dirección correcta o en la dirección de las enfermedades.
-¿Cuáles son sus lecturas favoritas?
-¿Sabes que los médicos tenemos fama de que lo único que leemos son artículos científicos? Pues déjame confirmarte que casi que es verdad. Leo muchísimo, sobre todo literatura especializada sobre mi profesión. Pero también disfruto muchísimo las novelas de ficción de Ken Follet y Robert Ludlum, y por supuesto de los relatos de Vargas Llosa y Gabriel García Marquez. Hay un historiador que me encanta, se llama Paul Johnson y a la hora de leer poemas, mi autor favorito es mi abuelo Roberto Montesinos.
La enfermedad de Venezuela: El “terror” a Chávez
La doctora Montserrat Rodríguez es venezolana y, a pesar de todo el éxito que ha logrado en USA, no olvida sus raíces, ha llegado el momento de hurgar en los recuerdos que conserva de su terruño natal
-Usted es larense, ¿en qué ciudad del estado Lara nació?
-¡Ay!, ese cuento es un poco más complicado y la verdad es que soy una larense por amor y elección, pero no por nacimiento . Te cuento la historia: Nací en Valencia, estado Carabobo, porque mi madre, tocuyana de pura cepa, y mi padre, un canario inmigrante, decidieron comenzar su vida juntos en un pueblo llamado Bejuma por una situación netamente de trabajo de mi papa. Sin embargo, desde siempre mis padres tenían su objetivo en Lara, y específicamente en Barquisimeto. Entonces, cuando cumplí 5 años, nos mudamos a Quíbor, donde vivimos aproximadamente unos cuatro años más, y a la edad de 8 años ya finalmente llegamos a Barquisimeto, donde viví hasta el momento que migré a Estado Unidos en el año 2003.
-¿Cuáles son los recuerdos más vivos de su ciudad natal?
-Volvamos al estado Lara, porque la verdad es que solo viví en Valencia por unos escasos 3 años, de los cuales no tengo vivencias memorables. En Quíbor estudié en un colegio de monjitas, el Virgen del Valle, allí me dio clases de piano el gran maestro Juan Pablo Ceballos. Eso marcó mi vida, porque descubrí que tenía mucho talento para la música a muy temprana edad y durante muchos años cultivé esa habilidad. En Barquisimeto está el resto: mis amores, mis amigos de siempre, mis hijas son barquisimetanas y no hay día en que no le agradezca y le rece a la Divina Pastora nuestra querida patrona. Recuerdo claramente el Valle del Turbio, los crepúsculos en las tardes y el suero que me tomaba al llegar a la casa, después de una noche de rumba…
-¿Es casada?, ¿tiene hijos?
-Sí, soy casada, en realidad me he casado tres veces, pero como dice el dicho: “La tercera es la vencida”. Tuve que intentar y equivocarme para encontrar el amor de mi vida, que me complementa y me ha hecho inmensamente feliz, además es el quien crio a mis hijas, que son el producto de mi segundo matrimonio. De mis hijas te puedo decir tantas cosas… me hacen sentir orgullosa, no terminaríamos nunca esta entrevista. Te cuento que en este momento son unas mujeres bellas, exitosas, profesionales de altísimas calificaciones y literalmente han aprovechado cada una de las oportunidades que Dios les ha puesto en su camino. No tengo absolutamente ningún motivo de preocupación o de angustia, porque la verdad es que son el mayor tesoro que poseo y la razón por la cual respiro y vivo. La mayor está actualmente viviendo en Okinawa, Japón, se graduó de bióloga y decidió enlistarse en la Marina, es un miembro activo de USNAVY, ya tiene 6 años de servicio, su hoja de vida es impecable y es patriota y valiente como nadie. La menor acaba de terminar su master en Análisis de Comportamiento en Autismo Severo, tiene un corazón de oro y la dedicación que le da a sus pacientes es un verdadero apostolado, tiene un talento especial y lo ha puesto todo al servicio de los pacientes que tienen la condición de autismo y también de sus familias.
-¿Sus hijas heredaron su pasión por la Medicina?
-Sí, porque están en el área de la salud, aunque no son médicos. La mayor está ejerciendo como medical corp en la Marina americana. Eso es una especie de paramédico mezclado con enfermera, y es su posición de trabajo en el ejército. Y la menor como te dije, también trabaja con pacientes con autismo.
-¿Por qué se vino de Venezuela? ¿Qué es lo que más extraña de su país? ¿Cómo lidia con la nostalgia?
-Me vine de Venezuela porque desde el momento en que surgió Chávez como una opción a la presidencia de Venezuela me dio muchísimo terror. Yo presentí desde el primer momento que ese individuo lo único que podría traer a la historia venezolana era miseria, sangre y muerte. Sin embargo, nunca me imaginé que mis peores miedos se convertirían en realidad y muchísimo más trágicos de lo que anticipé. Mi padre, un español inmigrante durante la época de Pérez Jiménez, había fundado con otro grupo de canarios una empresa que prácticamente era la que alimentaba el país, se llamaba Agro Isleña. Fueron expropiados y nos dejaron literalmente en la ruina al arrebatarnos el producto del trabajo de 56 años de vida de mi padre, llevándose también nuestro futuro. Aunque lo de la expropiación terminó de anunciarse en 2012, la verdad es que desde el principio habían rumores sobre el asalto que harían de todas las compañías accesorias de mi padre, y por eso, apenas pude, comencé a buscar un refugio en tierras extranjeras, no podía permitir que mis hijas se criaran en una dictadura comunista, y que ellas tuvieran menos oportunidades de las que yo había tenido. Por esa razón, luego de estudiar todas las opciones, decidí venirme a Estados Unidos, porque me parecía mucho más cerca que Europa y porque siempre había admirado esta cultura y a este gran país. La nostalgia la he combatido con mucho trabajo, manteniendo la mente siempre ocupada. El contacto con mi familia es constante. Además, trato siempre de dejar el nombre de mi país en alto con mi comportamiento ciudadano.
-¿Cuál sería su aporte a Venezuela cuando retorne la democracia al país?
-Ojalá aún esté activa, saludable y productiva…. porque de verdad a veces creo que no volveré a ver a mi país libre. Sin embargo, siempre sueño con volver a mi país, a darle toda la experiencia que he adquirido en mis casi 20 años de formación y trabajo aquí en Estados Unidos. Si tengo la dicha de ver caer la dictadura, sé que mi país va a florecer gracias al aporte que todos los que nos hemos tenido que reinventar en el extranjero traeremos para acelerar ese renacimiento del que un día fue el país más próspero y avanzado de América Latina.
-¿Cuáles son sus recomendaciones para los venezolanos en este momento tan crítico entre pandemia, crisis económica y mal gobierno?
-Es muy difícil y doloroso ver a tanta gente querida y conocida, así como a muchos compatriotas, como sobreviven hasta para ejercer las tareas más simples de la vida diaria, a veces no tienen comida, ni luz, ni agua… ahora ni siquiera tienen gasolina, medicinas, servicios básicos… para mí son unos héroes, o mejor dicho unos superhéroes. Mi recomendación es que no pierdan la fe ni la esperanza, y que se aferren a esos momentos en los que pueden compartir amor con sus seres queridos. Creo que la única opción es concentrarse en el bien individual para así poder construirse una posición fuerte y hacer frente a las dificultades. Les diría que se cuiden el cuerpo y sobre todo el espíritu.
-¿Cuál es su opinión sobre la situación por la que atraviesa Venezuela?
-Ya he venido adelantando que para mí lo que nos pasó es una mezcla de desastre natural, con guerra, con holocausto… o sea, no he visto una tragedia histórica y colectiva más grande que la de mi país. La destrucción es como la de un cáncer agresivo y cruel, que ha llegado hasta la medula y las metástasis son generalizadas. Lo peor no es la destrucción material, que es casi total, lo más grave es la degradación de la humanidad de la gente, la pérdida o inversión de valores y el hecho de que se haya creado una cultura paralela donde el venezolano es percibido en muchas partes del mundo como una presencia molesta o indeseable. Eso es lo que más me duele de todo esto… A mi país le borraron el pasado, le están violando y maltratando el presente y le arrebataron el futuro.
