El Fogón de la Editora

EN LAS MANOS DE DIOS

Yolanda Medina Carrasco / Venezuela RED Informativa.us

El presidente Zelensky de Ucrania dice al mundo, que lo único que necesita un país que está atravesando por la tragedia que vive el suyo es: “¡No dejen sola a mi patria!”.

Por eso, está muy bien desenchufar el SWIFT a toda Rusia. Lo mismo que cerrar el espacio aéreo europeo a la aviación comercial de Putin. Inclusive imponer fuertes embargos sobre la exportación de componentes de alta tecnología y repuestos de maquinaria y equipos.

Pero en casos extremos como los que vive la gente de Ucrania y de Venezuela, solo con eso no basta. Cuando se presentan situaciones de enfrentamientos desproporcionadamente desiguales. Oportunidades en las cuales gigantes furiosos, asesinos sin escrúpulos, se tratan de imponer sobre pueblos indefensos. Cuando grupos pequeños, pero salvajemente letales, desencadenan toda la violencia y el mal inimaginable sobre poblaciones desarmadas; todas esas acciones ejecutivas y muchas más de ese mismo tipo, ni son suficientes ni son bastantes para detener el sufrimiento y la muerte de miles de inocentes.

De la misma manera que gestos como los protagonizados por una gran mayoría de los representantes de países del mundo en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas, no son suficientes, ni bastantes; si de ahí no van a pasar las acciones sobre Rusia, a ser implementadas por parte de sus países.

Porque la verdad sea dicha, de lo que se trata es de detener estos procesos macabros de extinción colectiva, que asesinos entrenados en la muerte desatan sobre gente desarmada.

Nadie, nadie puede ponerse en la carne del pueblo de Venezuela, que es extinguido a manos de una dictadura mortal a fuerza del hambre, de la inseguridad fomentada desde el Estado y de la criminal restricción de la salud de toda una nación por parte de un gobierno ilegitimo súper corrupto.

Nadie, pero nadie, en una oficina dentro de países que tienen todo para ser normales, puede imaginarse ser víctima de un régimen interno atroz que acaba con los suyos y con lo que no es suyo; o de algún invasor extranjero que le arrebate todo lo que tiene.

En Venezuela somos, desde hace más de 20 años, víctimas de un régimen interno consagrado a nuestra extinción como raza, a manos de mafias extranjeras y mal nacidas en Venezuela, que han hecho de nuestro país un territorio invadido, una zona controlada por fuerzas de ocupación. ¡Es que, a nosotros, en Venezuela, sí que nos dejaron solos!

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