Hay desgracias peores que el saqueo de un país

Santos Luzardo / Venezuela RED Informativa.us
Me refiero a la violación de valores inherentes a la moral más que a todo lo material que nos han arrebatado con el infame saqueo y consecuente pauperización de la población.
Se trata de la dignidad, que fue trabajada sistemáticamente para socavarla y eliminar la fuerza de lucha que ella genera. Que nadie confunda la dignidad y su fuerza con los anhelos de un pueblo desarmado en la calle reclamando sus derechos.
Una fehaciente muestra de la indignidad es el hecho de permitir y soportar que un grupúsculo de tiranos psicópatas extranjeros que reinan en un país de esclavos con una de las economías más miserables del mundo sean quienes colonizaron y ahora disponen y saquean nuestros recursos además de imponer el esclavismo a todo un pueblo por cobardía de sus militares es la más aberrante e ignominiosa canallada.
Todo corresponde a un histórico de cosas mal hechas por políticos desalmados. Al igual que pasó con El Libertador, no pudieron derrotarlo militarmente pero los políticos tramposos lo acabaron con sus patrañas y luego inventaron el cuento que les convenía. Asi los cubanos no pudieron militarmente apoderarse de Venezuela por lo que en componenda satánica con los políticos la tomaron para solventar sus miserias personales, les llevó cuarenta años de maniobras, pero lo lograron.
En días pasados se presentaron en el país Raúl Castro, Ramiro Valdés, Manuel Marrero, entre otros, en un avión de PDVSA, que disponen a discreción, a dar instrucciones al alto mando militar que ellos designaron en Venezuela.
La razón no importa después de su llegada con ánimo de dueños a nuestro pobre país sin dignidad. Se dice de la enfermedad del usurpador y de cambios de los designados en la regencia de la colonia venezolana con vulgares mentiras repetidas como la que dijeron para desaparecer al infinito traidor Chávez.
Claro, también instruyeron sobre mantener el circo de las primarias para distraer a los incautos venezolanos en manos de políticos sanguinarios y su pérfida clientela.
Seguiremos en la peor tragedia que hemos vivido, la indignidad de sus FF.AA. en ocasión de un pueblo vencido por desarmado y confiado.
La posibilidad constitucional de crear una junta de gobierno en el exterior para organizar un ejército al mejor estilo de nuestro Libertador es la única salida.
De la Orden de los Caballeros de Fénix