CRITERIOS Con Pablo Medina Carrasco

Hay más razones para salir a protestar que para ir a votar

Ya sabemos que el problema no es que se muera el colombiano; el asunto es lo que esta gente siempre hace con el muerto, a quién le dejan el muerto y qué terminan haciendo luego con todo el país después que despacharon al muerto. ¡Con Chávez fue una complicidad completa!

Si Nicolasito, otro burro en dos patas, está persuadido en hacernos creer que a su papá hay que darle el Premio Nobel de Economía por tener a Venezuela como la tiene, ¿qué se puede aspirar de Padrino López como presidente encargado, un fulano que tiene en su despacho una foto de él arrodillado ante su dios personal, Fidel Castro Ruz? O la del empresario que distribuye los CLAP.

Venezolanos de bien, ¡abran los ojos, estos bichos nos están dando las ventajas! Con el colombiano enfermo, no hay que volver a tener misericordia alguna. No importa que el régimen tenga comprado a los cogollos de la oposición, que estos estén encaramados en tratar de montar una feria electoral con sus primarias, con todo y cómicos punteando en las encuestas de las preferencias. ¡Es hora de prepararse!

Levantarles el país a estos malvivientes. Llevar la protesta a niveles superiores a los que puedan controlar algunos del liderazgo sindical pagado por Miraflores para silenciar la calle. Superar el riesgo que podría significar el entretenimiento de las primarias, de la supuesta oposición, cambiándole de canal al país. O sea, sintonizando a la gente en lo que de verdad le angustia y que la está exterminando: el hambre y la miseria.

¡Tenemos que conseguir la dolarización e indexación de los salarios y pensiones de todos los venezolanos! ¡Por Dios! El régimen tiene desde el ano 2022 un ingreso fiscal de 30 mil millones de dólares, pero para que dolarice hay que doblarle el brazo.

Es imposible pensar se quiera llevar a cabo una contienda electoral falsa como la de la oposición, sin considerar primero que la nación está en la ruina. Que la gente, con lo que gana en bolívares, no puede, ¡NO PUEDE!, comprar un carajo, cuando todo lo que se vende en la Venezuela de hoy está en dólares.

Hay más, muchísimos más argumentos para protestar que para ir a votar. Y sí: ¡son excluyentes! A la nación venezolana no se le puede seguir diciendo que el día después de que estos sinvergüenzas ya no estén en el poder las cosas van a cambiar. Ni con la oferta del matrimonio igualitario o la eutanasia se arregla un almuerzo en la casa de Juan Bimba, que tiene que darle de comer a una familia de cinco personas.

Venezuela: ¡las oportunidades las pintan calvas, hay que agarrarlas por las orejas! ¡Compatriotas, hay que prepararse con tiempo!

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