El Fogón de la Editora

HORROR

Yolanda Medina Carrasco / Venezuela RED Informativa.us

¡Qué horror! Y pensar que eso es solo lo que se ve, que eso es solo lo que sale a la luz.

Miramos apenas un pedazo del oscuro témpano de miseria y de desesperación en que viven millones de los nuestros en Venezuela. Alguien ofrece en venta un riñón. Un riñón joven, el de una niña de 15 años. Precio: 20 mil dólares.

En Venezuela, el país en donde el que tiene y esté enchufado con la dictadura, hace lo que le da la gana, existe un poderoso mercado clandestino de órganos humanos. Porque en Venezuela, aquellos que no tienen nada, ni dinero, ni protección, ni contactos, han tenido que “reinventarse” también, pero de malas maneras. Muchos, muchísimos, son candidatos para vender un riñón, para continuar con su vida y la de los suyos.

Gracias al régimen del “milagro económico” en nuestro país la vida, la simple existencia, resulta cada día más y más barata. Tan barata que seguramente mucha gente está pensando en convertirse en alacena biológica, para aquellos otros que estén “necesitados” y tengan con que pagar por sus órganos vitales.

Estos gobiernos genocidas siempre terminan haciendo lo mismo: reproducen el hambre, las calamidades y la destrucción en sociedades enteras.

Anastasio Somoza convirtió a su país, por años seguidos, en el primer exportador mundial de sangre y de plasma humano. El “proceso” no se iniciaba con donaciones voluntarias, ni mucho menos espontáneas. Miles de nicaragüenses fueron secuestrados por fuerzas del gobierno para extraerles la sangre hasta la muerte, para luego venderla.

En pleno siglo XXI al régimen de Maduro, ese que dice alegremente que Venezuela está atravesando un periodo de recuperación económica, le asoma la cabeza el monstruoso negocio del tráfico de órganos humanos, por razones de hambre.

Enseña un pequeño pedazo de una pavorosa realidad, producto de la miseria y de la más absoluta desesperación de muchos venezolanos, atrapados en ese enorme disparate.

Porque, no tengo ninguna duda: todo lleva a pensar que este tenebroso mercado tiene su origen en la espantosa crisis humanitaria que vive nuestro país.

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