La pesadilla americana

Yolanda Medina Carrasco / Venezuela RED Informativa.us
Continúa imparable el viacrucis del venezolano, deambulando por América. El límite infranqueable de la Selva del Darién, que parte en dos a las Américas del Sur y del Centro, ya es atravesado por nuestra gente a pie.
Pisoteando con su sufrimiento las mentiras repetidas por el régimen sobre la “supuesta” recuperación económica que se vive en nuestro país, el venezolano continúa derramándose por el mundo.
Frente la ola de xenofobia que se ha desatado en contra de nosotros en los países del Sur, los venezolanos vuelven a mirar hacia arriba, hacia el Norte del continente.
Atravesar el Darién desde Colombia para entrar en Panamá, es una aventura casi que mortal. Se trata del pantano más peligroso de todo el continente americano; millas y millas de ciénagas, reptiles, campamentos guerrilleros y laboratorios donde se procesa droga, en una zona prácticamente intransitable.
Nómadas, gente maltratada y abusada por dondequiera que pasen, el venezolano de 2022 no se detiene, camina con toda su familia a cuestas, arrastrando el sueño de alcanzar otra vez, el pedazo de vida decente que le fue arrebatado por la dictadura de Caracas.
La tragedia se ceba sobre nuestra gente. A una madre le asesinan a su niño que carga en brazos cuando trata de escapar de Venezuela. Un disparo asesino de la guardia costera de Trinidad y Tobago mata a su pequeño y le hiere a ella en la clavícula. El gobierno de Puerto España, insensible al sufrimiento de sus vecinos venezolanos, se ensaña en contra de nosotros. Asegura que los migrantes, por el hambre que genera el desastre del régimen de Nicolás Maduro, son peligrosos y contaminan su país.
La maldad de algunos gobernantes de nuestro mismo continente no conoce límites. Privilegian sus intereses económicos. Se dedican a apropiarse de la totalidad de los yacimientos petroleros de la Plataforma Deltana, supuestamente “conjunta”. Solamente comparten, no con Venezuela, sino con los bolsillos de los malvivientes que controlan las tiranías de Miraflores y de La Habana, el dinero de las ventas.
La América del Sueño Americano no puede seguir siendo indiferente a la tragedia humana que vive el pueblo venezolano. Esto debe tener un fin.