MALOS RECUERDOS

Yolanda Medina Carrasco / Venezuela RED Informativa.us
El discurso del presidente Biden sobre el Estado de la Unión nos puso los pelos de punta.
Muchos ciudadanos de este país, en algún momento, llegamos a pensar que quien se dirigía a la nación no era Joseph Biden, sino Nicolás Maduro.
Un pobrísimo inventario de objetivos no realizados, así como una lista muy grande de asuntos pendientes por resolver, fue el balance final de un año de “resultados” de la Administración Biden/Harris.
Muy pocas metas electorales alcanzadas; muchas de esas ofertas no realizadas, siempre por culpa de “otros”. Igualito a como pasa en Venezuela; la gestión Biden se tambalea de desacierto en desacierto.
Torpe, poco enfocado y de muy baja respuesta en casi todos los sectores, el estado de la Unión, definitivamente, no está bien. América no vive, ni mucho menos, un “buen momento” en las manos de quienes la están gobernando.
Una tremenda inflación interna. La pérdida de la autonomía energética, establecida por decreto presidencial desde el primer día del gobierno. Los combustibles a precios estratosféricos. Una tasa de desempleo alarmante. Una política exterior, en todos los frentes, desastrosa. Eso es lo que hay. Eso es la administración Biden/Harris. Y, eso, todos los que vivimos en América, lo podemos sentir en carne propia.
Por eso, en medio del discurso de la semana pasada, el Capitolio Federal se me transformó en el set de algún remoto “Aló, Presidente” venezolano, solo que en idioma inglés.
Entre tanto, Rusia continúa dentro de Ucrania. El Medio Oriente regresa a su estado natural: fuera de control. China se fortalece vendiendo basuras de muy mala calidad, hechas con mano de obra semi esclava y en condiciones comerciales de neo-colonialismo por todo el planeta.
La dictadura en Venezuela, al igual que en el resto de los países controlados por estados fallidos protegidos por potencias extracontinentales, hace con sus pueblos lo que les da la gana. Mientras que, a todo esto, la señora Harris trata de convencer a todos que “vamos bien”; que es su traducción libre del “Love is Love” que ella tanto repite. ¡Qué desgracia!