Manos en la masa

Pablo Medina / Venezuela RED Informativa.us
Después de los arreglos de México, la dictadura está en una de lavarse la cara con azufre. Las “pobres” piezas sacrificadas en el tablero del chavismo con la cocaína incautada en Coro, contrastan con las docenas de vuelos que la DEA reporta en sus salidas desde pistas, tanto clandestinas, civiles y militares, a todo lo largo del país, todo el tiempo, durante continuos 23 años.
Considerando que hoy por hoy existe un generalote que despacha desde el Palacio de Miraflores, quien autoriza cada despegue en Venezuela, las narcofuerzas armadas bolivarianas poseen el control absoluto y el monopolio completo del tráfico de drogas en el país, junto con sus socios en lo sucio y en lo oscuro.
Cualquier otro “proveedor” de veneno que caiga, solo puede significar que: o son competencia desleal y no autorizada por la hampocracia venezolana o se trata de simples potes de humo. Distractores montados por el aparato de inteligencia del madurismo y del G2 cubano para hacer creer que están “limpiando la casa” o que ya se dejaron de eso, o simplemente echarle el pajón al diosdadismo.
No hace falta mucho cerebro para imaginar que tanto la alcaldesa de Jesús María Semprún como el diputado sorprendido con las MANOS EN LA MASA encajan perfectamente en alguno de los supuestos.
Maduro y sus pandillas siguen dedicados a lo mejor que saben hacer: ¡el mal!, o lo que es lo mismo, droga, crímenes y destrucción.