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«MIRANDA EN LA CARRACA» VOLVERÁ A VENEZUELA

Yolanda Medina Carrasco / Venezuela RED Informativa.us

La única verdad probada y comprobada en Venezuela consiste en la absoluta certeza de que estos bribones del régimen que controla a nuestro país no creen en nada, ni mucho menos respetan a alguien o a algo que valga la pena. Para ninguno de esos rufianes algo puede ser sagrado; para todos ellos TODO es obsceno.

Como sus jefes de Cuba, han demostrado a lo largo de todos estos años un desprecio completo y total sobre todo lo que sea bueno, limpio, decente y tenga que ver con el amor y el cuidado y la protección a la nación y a la patria venezolana.

Si han sido capaces de empujar a cerca de 8 millones de venezolanos a huir despavoridos del país que les vio nacer, haciendo burla de ellos. Si han arruinado a uno de los pueblos más florecientes de América. Si han acabado con todo aquello que hizo funcionar alguna vez a Venezuela. No puede, no pinta para nada, que tengan algún tipo de escrúpulos que les frene llevarse por delante lo que sea y a quienes sean, para mantenerse pegados al poder político.

Si nada los detuvo una mala madrugada para disfrazarse de místicos ignorantes, y hacer un aquelarre oficial con los restos mortales de Simón Bolívar. Hacer una fiesta macabra, con la más alta representación de los poderes públicos, en esa infame sesión de brujería sacrílega para que Hugo Chávez se untara con la osamenta del Libertador. Todo lo que haya podido ocurrir luego de esa infamia pareciera ser de una lógica contable enloquecedora.

Así, estos miserables se han robado también buena parte del patrimonio pictórico y plástico de la nación, una riqueza cultural acumulada por generaciones de venezolanos que ya no están.

El «Miranda en La Carraca», del maestro Arturo Michelena, ha desparecido de los ojos de Venezuela. Algún rufián del régimen debe tenerlo colgado en la sala de su casa como parte del botín de guerra, producto de la invasión silenciosa que se ha llevado a cabo sobre nuestro país.

Así como Hermann Göering durante los pavorosos años de la ocupación nazi sobre Europa tenía “expertos” que saqueaban museos y galerías privadas, el chavismo ha hecho lo mismo, llevándose para sus casas o vendiendo al mejor postor lo más bello del arte plástico de Venezuela.

El principal activo de casi todos los muesos de Caracas son paredes blancas, espacios pelados. Y lo poco que aún tiene colgado está mayoritariamente sin identificación alguna. Listos para que también desparezcan. O como dicen los pobres diablos que les dan la cara a los visitantes y a estos se les ocurre preguntar por algún cuadro: “esa obra se encuentra en la bóveda”.

Total, el oro de Venezuela, el oro que debía estar guardo en las bóvedas del Banco Central de Venezuela, se encuentra en los apartamentos de las “muñecas de PDVSA” en Dubái o en las cajas fuertes de los buques tanqueros que regresan a Irán luego de descargar la basura de combustible que dejan en Venezuela.

La memoria histórica de toda una nación ha sido robada, igualmente que el resto del país a manos de estos hampones del siglo XXI.

Pero recuerden rufianes: también tendrán que devolver al «Miranda en La Carraca», una vez que el pueblo los saque del poder.

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