El Fogón de la Editora

NO VAMOS BIEN

Yolanda Medina Carrasco / Venezuela RED Informativa.us

El país no va bien. El país, el nuestro, no está saliendo de ningún bache. El país no está creciendo, ni que ocho cuartos.

Venezuela, y la mayoría en Venezuela, están en la ruina. Empobrecidos por una inflación campeona en el mundo, que no para de subir y poner los precios cada vez más y más lejos de los bolsillos de la gente. Pagando, lo poco que se puede llegar a comprar, con billetes de dólares americanos, la gran mayoría de ellos provenientes del negocio del narcotráfico desde el estado, puestos a circular por ellos mismos. Con unas tasas de informalidad en el empleo, que ya este se debería llamar “rebusque” en vez de trabajo, para sincerar la cosa.

Con un país apagado, sin luz tanto en el interior como en la misma Caracas; con apagones que quitan la electricidad por más de 12 horas al día, todos los días. Por eso es que ya no se habla de la luz cuando “vuelve”, ahora la pregunta de la gente es ¿por cuánto tiempo se quedará la luz cada vez?

Así las cosas, ¿esto es lo que estos bichos y sus amigos de la oposición llaman “resurgimiento económico”? Resulta que ahora, en pleno siglo XXI, ¿el progreso de una sociedad, la prosperidad de todo un país se está midiendo por el tiempo en que la gente no tiene luz en sus casas, ni cuenta con agua en sus tuberías, ni vialidad, ni tiene acceso a la educación, ni posibilidades reales de poder resolver sus principales necesidades?

¡Eso es nuevo!

¡Están igualitos de embusteros que en Cuba! Todo el tiempo inventando disparates, culpables, tras más de dos décadas tragándose al país ellos solitos con sus compinches. No tienen cómo explicar el robo masivo, la incompetencia absoluta para manejar cualquier actividad, con una poca de decencia y una pizca de honestidad administrativa. Solo muestran lo que realmente son: aves de rapiña, que ahora se ceban sobre lo que ellos mismos han dejado regado en el piso, de lo que fue una vez un gran país.

Por eso, no decirlo, no denunciar ante el mundo la forma en que están obligados a vivir millones de venezolanos atrapados en manos de estos animales, no es ceguera, ni miedo, ni irresponsabilidad.

No gritar lo que le está sucediendo a las grandes mayorías en nuestro país es el ejercicio más macabro de cinismo hecho por alguien que tenga pulmones o manos con que escribir.

Por eso es que ¡ninguno de ellos, ninguno, tiene perdón de Dios!

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