CRITERIOS Con Pablo Medina Carrasco

¡Qué buena vaina!

En una economía solamente dolarizada por el lado de todo lo que se compra; de todos los precios que se tienen que pagar por todos los bienes y servicios que se transan en Venezuela, que los sueldos y los salarios que ganan los trabajadores en nuestro país se paguen en bolívares resulta un mal chiste, una broma pesada.

Eso lo sabe perfectamente el régimen explotador de Caracas; como también lo conocen muy bien todos y cada uno de los politicuchos que dicen adversar al disparate del siglo XXI.

Por eso, si todos esos fulanos juntos aspiran a hacer andar a un país convertido en ruinas por ellos mismos, lo único que realmente van a conseguir manteniendo este estado de cosas será más miseria, un mayor éxodo de venezolanos adonde sea y como sea, desesperación colectiva y hambre pareja.

¡En Venezuela no hay tal milagro económico; sáquense eso de la cabeza! Lo que uno puede ver en nuestro país es la más descarada circulación de dinero entre muy pocos, a través de un derroche de borrachos con real. Igualito que cuando a un grupo de sinvergüenzas le da por cerrar un botiquín a golpe de las 4 de la madrugada para seguir con su fiesta a punta de realazos.

Una licuadora de dinero del diablo se mueve en una centrifuga interminable dentro de un microuniverso de muy pocos. Poquísimos venezolanos tienen los bolsillos repletos, y solo a un puñado se salpica. Venezuela, a cuentas del ambiente de desorden colectivo que fomenta este el régimen de viciosos, esta patas «parriba».

Porque, la realidad del pueblo, de las grandes mayorías nacionales, es otra. Los precios suben a la par que se derrumba el bolívar, que hace añales dejó de ser una moneda; hoy solo es una pobre referencia contable.

Así pues que hoy, con un dólar que ya cuesta más de 11 bolívares, se están cancelando los aguinaldos en Venezuela; como si estos hubiesen sido pagados a razón de 6 Bs./US$, a como se encontraba el cambio entre agosto y septiembre de este año. Por eso, estos desgraciados se esperan a finales de noviembre para pagar lo mismo, pero cada vez con plata más devaluada.

Más de la mitad de la capacidad adquisitiva real de Venezuela se ha evaporado en algo menos de un trimestre. Por eso, sin indexar y dolarizar todos los sueldos y salarios de todos los trabajadores del país, la gente lo que recibe es un bulto de dinero, volumen, pero no capacidad de compra. La única manera que los salarios nacionales no sean sal y agua en el mismo instante en que se le entregan al trabajador, es que los precios mismos de la canasta básica del país sean los marcadores, los medidores, de los sueldos en dólares que la gente debe cobrar mes a mes.

Esa debe ser la verdadera agenda política de un país explotado y exprimido por un régimen hampón y embustero, que dice tener como prioridad al trabajador. Y, QUÉ BUENA VAINA chico: ¡de eso no se habla en Venezuela! ¡Por favor!

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