El Fogón de la Editora

QUE NO SE EQUIVOQUEN

Yolanda Medina Carrasco / Venezuela RED Informativa.us

Ya es frecuente ver como se cargan las redes sociales con episodios de humillaciones humanas, cuyas víctimas resultan ser muchos de los venezolanos regados por medio mundo.

Recuerdo uno de esos eventos en particular. El protagonista fue un jovencito de los nuestros, que vive en Lima, Perú. En plena calle, y en una bien concurrida, un peruano le suelta al de nosotros, una retahíla de insultos e improperios. Nada creativos, como siempre. De aquellas cantaletas que repiten hasta el fastidio, aderezado con alguno de los apodos escatológicos que nos han colgado, y que terminan con el postre de siempre: que regresemos a nuestro país.

El asunto es que, en este episodio, nuestro venezolano no se quedó callado, ni mucho menos se dejó intimidar. Alguien, seguramente algún otro joven compañero de aventuras, lo estaba grabando.

De manera que en el video se puede apreciar cómo, entre idiotez e idiotez que soltaba el peruano, el nuestro, con un correcto manejo del castellano, se lo vaciló. Limpió el piso con el xenófobo, con impecable educación. Y, cuando el ridículo que lo vejaba se había puesto chiquito como una hormiga avergonzada, el venezolano se volteó y dio la cara al público que se había formado para ver la trifulca. Ahí, en ese momento, soltó un discurso emotivo, pero muy racional, sobre la situación país y el imperativo de muchos jóvenes venezolanos como él, de huir de Venezuela.

En serio, ¿qué se ha creído el mundo, nuestros vecinos, nuestros hermanos hemisféricos y todas aquellas tantas naciones de los cinco continentes que por décadas Venezuela acogió, ofreció cobijo, amparo, trabajo, y hasta les dio el chance de amasar enormes fortunas a sus hombres y mujeres, con las cuales regresar muchas veces a sus países de origen, de donde salieron con una mano adelante y otra atrás, que somos tontos?

La materia prima con que estamos hechos los venezolanos, contiene ADN de libertadores. Fuimos y volveremos a ser un país de triunfadores. De gente estudiada, preparada en universidades increíblemente buenas. De hombres y mujeres hermosas, pintadas por el más lindo de los mestizajes. De gente amiguera, solidaria. De románticos y de salseros. De gente comprometida y profundamente humana. De buenas personas, de gente de bien.

Esto que estamos viviendo, que nos tiene regados por fuera y destartalados adentro, es un mal momento. Una nube negra sobre las cabezas de todo un pueblo, sin importar dónde esté. Pero ya pasará.

¡Por eso Venezuela, estés donde estés, no te dejes joder!

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