Opinión

Quizá Maduro sea un filósofo moderno (Parte I)

Santos Luzardo / Venezuela RED Informativa.us

Más que la narrativa repetida por todo el que quiere figurar, contando lo que pasa en Venezuela como si alguien no lo conociera y sufriera, trataré de exponer en síntesis la etiología filosófica de la desgracia criolla.

Esa dolorosa tragedia continuará porque los culpables y/o sus herederos demagogos pretenden ser quienes solucionen el problema, es decir, los mismos que lo crearon, utilizando la política como modus operandi de sus crímenes y ahora, una vez más, pretenden erigirse como los salvadores.

En 1998, el pueblo hastiado de tanta mentira, corrupción y mala calidad de vida, por obra de adecos y copeyanos que se llamaban demócratas, para salir de ellos, cometió el peor de los errores: elegir, aunque no sin trampas y ventajas de quienes manejaron el poder, a Chávez, que también se llamó demócrata.

Hoy de nuevo e insólitamente, la clientela política pretende impulsar lo mismo, instar al pueblo cansado del régimen por sus desafueros, a elegir otro salvador, de entre personas sin calificación para ejercer la presidencia de un país devastado y controlado por organizaciones internacionales del crimen.

Juegan con el destino de un país, como si de verdad fuera un trofeo o juguete, por la sola ambición del poder y el dinero mal habido y cuando se les pone difícil la situación se van del país con lo robado como el caso de Guaidó y tantos otros, sin el menor reparo, sin conciencia por sutil que fuera. Claro, saben que es un país presidencialista de hecho, que ha venido acumulando toda clase de vicios hasta Maduro, desafueros que resumen la práctica del totalitarismo, ilegalidad, despotismo y tiranía, que indebidamente llaman dictadura y que todos quieren gozar.

Lo pretendido por los filósofos sofistas de la política nacional, ciertamente es más inconveniente que posible. Realmente debería convocarse al pueblo a elegir representantes regionales y gremiales para conformar una Asamblea Nacional, la que a su vez debe elegir una Junta de Gobierno y el Poder Judicial, para llenar el vacío institucional y refundar la República sin los vicios del pasado y que sea efectiva en términos gerenciales modernos, conforme han propuesto muchos filósofos como por El Libertador.

La filosofía política moderna es clasificada así desde el siglo XV y XVI, con el renacimiento cultural. Uno de sus máximos exponentes, Nicolás Maquiavelo, nacido en 1469, en su célebre Tratado de El Príncipe, ofrece las líneas estratégico políticas de muchos tiranos para mantener el poder, siendo éste uno de los principios rectores en esa obra de tratado político renacentista.

Otras líneas de guiatura demagógica que encontramos en esa obra son la mentira y violacion de las leyes, como también la famosa frase que no escribió él, pero se la atribuyen como conclusión: «El fin justicia los medios».

Como forma de control de la población se menciona “es mejor ser temido que amado…; también el pragmatismo surgido de cómo suceden las cosas y no de cómo nos gustaría que sucedieran constituye lo que a la postre se conocerá como: la Realpolitik. Nada de las teorías con las que los politiqueros se adornan con el único fin de engañar a ignaros.

Las vivencias y escritos del historiador romano Tito Livio y la convulsionada política de la Italia dividida para la época del florentino Maquiavelo, inspiraron su obra. Hoy, ese legado, más lo que continuará en esta síntesis iluminan a los tiranos sin obras.

Sigue en el siglo XVII, la llamada Filosofía Política Temprana, de la que referiremos solo tres exponentes, que junto con lo anterior, nos irán dando el contexto etiológico de lo que hizo Chávez y ahora Maduro.

Thomas Hobbes, nacido en 1588, expone la Teoría del Estado y el Contrato Social, que más adelante en Francia liderará Jean-Jacques Rousseau, pero en un contexto de vivencias que hizo a Hobbes conocer el miedo como forma de vida, tanto, que dijo que su madre concibió gemelos: el miedo y él. Vivió el terror de las amenazas de la armada invencible de Felipe II contra Isabel I y las tres guerras civiles inglesas por las que decapitan al monarca Carlos I, quien mantenía la creencia e imposición inquebrantable de su derecho divino para gobernar como rey, frente al deseo del Parlamento de frenar sus abusos de poder.

Es bueno destacar que en 1642 y siguientes, los puritanos dirigidos por el llamado Lord Protector Oliver Cromwell, quien quiso instaurar un sistema republicano y fue el primero que usó la palabra de astrología “revolución” para significar el cambio político que procuraba, palabra que se tomaron los comunistas después de la Revolución Francesa en 1789. Allí guillotinaron al monarca Luis XVI y su consorte María Antonieta en 1793. Lo más curioso es que a los hijos prominentes de esa revolución como Danton y Robespierre también fueron guillotinados.

¿Qué decir de Marat?, aunque era inocente, es asesinado por Charlotte Corday con un puñal en su propia casa durante uno de sus baños medicinales, por lo que fue convertido en mártir de la Revolución. Cuántas semejanzas con nuestros días y sus mártires revolucionarios.

Hasta aquí, vemos que la mentira, la falta de escrúpulos y recatos, el terror, la creencia del derecho por designio divino, la corrupción, abusos y los falsos mártires son la clave para controlar a los pueblos y mantener el poder. Nada que no hayan ejecutado a plenitud y precisión los nuevos tiranos.

Continuará.

De la Orden de los Caballeros de Fénix

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba
A %d blogueros les gusta esto: