El Fogón de la Editora

UN MURO DE LOS LAMENTOS

Yolanda Medina Carrasco / Venezuela RED Informativa.us

Si los venezolanos que estamos afuera nos ponemos a creer en todas las cosas “buenas” que dicen estar ocurriendo en nuestro país, capaz que a muchos nos da por devolvernos.

La dictadura, junto con el aparato de mentiras que le tienen montando sus jefes en Cuba, dice haber resuelto todo. Estabilizaron el tipo de cambio, controlaron la inflación y hasta han conseguido el milagro de recuperar la economía. ¡Puras mentiras!

De ser así, ¿cómo se explica el aumento de la cantidad de barquitos atestados de gente, huyendo hacia Aruba y Curazao? ¿O el incremento de familias enteras intentando cruzar la frontera entre México y Estados Unidos a pie? ¿O aquellas otras que la guardia costera de Trinidad y Tobago recibe a plomo, matando niños e hiriendo a quien sea para evitar que toquen tierra? ¿Qué será?, ¿turismo de aventura o gente desesperada, arriesgando sus vidas y la de sus hijos con tal de escapar del hambre bolivariana?

En la era de la Internet ya no hay cegatos, ni tampoco caretas. El mundo sabe lo que pasa adentro de infierno del siglo XXI en que han convertido a Venezuela.

¡Nuestro país, ya no da ni para hacer chistes! No hay fiesta de enchufados sobre un Tepuy, ni aventuras de Alex Saab, que puedan distraer el espanto que vive nuestra gente, presa, encerrada en la Venezuela destartalada, hecha pedazos de hoy.

Que la oposición MUDA y los influencers de pago nos quieran meter por los ojos cuentos chinos y películas de vaqueros, para distraernos del horror de lo que ocurre en Venezuela, eso no cambia en nada la vida que lleva el venezolano, que hoy por hoy es un calvario.

Es por eso por lo que les pido a nuestros amigos, a nuestros lectores, que nos envíen, en el formato que deseen, cualquier testimonio o video que exponga el pedacito de “patria” que a tantos hermanos nuestros les toca vivir dentro del país día a día. Lo cotidiano torcido. Lo anormal que se vive en Venezuela; todo lo que no debe ser, pero que ocurre dentro de un país manejado por mafias.

Colguemos en el periódico, a la vista de quienes así lo deseen, los testimonios de un país que se viene abajo.

¡Sobre lo que sea! Desde el escandaloso precio de un frasco de aceite de comer puesto sobre el mostrador de un automercado, hasta el estado desastroso en que se encuentran las calles y las avenidas en nuestros pueblos y ciudades. Mostrar la “normalidad” de la Venezuela actual; con el mismo cuidado con que rodaron y rodaron el cumpleaños del enchufado sobre el Tepuy. ¡Lo que es igual no es trampa! ¡No dejemos que el silencio se salga con la suya!

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