YA NO NOS QUIEREN

Yolanda Medina Carrasco / Venezuela RED Informativa.us
Los venezolanos nos hemos convertido en un verdadero problema sanitario internacional. Más de ocho millones de seres humanos regados y dando vueltas por el mundo, en todas las condiciones y maneras posibles e inimaginables no pueden esconderse.
Joe Biden nos deporta con destino incierto a Colombia. Y allá nos hemos convertido en mano de obra subpagada, que recibe sueldos más bajos que los locales; no importa lo que seas o sepas hacer. Además, somos venaditos en las manos de toda una clase de funcionarios del estado colombiano, que les importa un pepino que el gobierno americano subsidie con increíbles cantidades de fondos al gobierno de Bogotá por nuestras miserias; igual nos despluman.
Espantados por la mala situación, huimos despavoridos de la Argentina; la desgracia del socialismo del siglo XXI les llegó a los gauchos.
Del Perú y del Ecuador nos toca correr. Según ellos, nosotras las mujeres somos robamaridos, flojas, y todos en general somos ladrones, atracadores y no nos gusta hacer nada de nada.
Así, un gentío de nuestros hermanos ha tendido que salir de esas “potencias emergentes” de la América Latina para colarse de polizontes en Chile.
Allá, en Chile, es preferible andar por las calles y dentro del metro, bien calladitos. Si se enteran que eres venezolano, segurito que al menos tienes un problema a la semana.
Si es en Europa, ya no hayan qué hacer con nosotros. Cansados de nuestros “derechos” de pertenecer a la Comunidad, gracias a la herencia de algún abuelo que llegó a Venezuela hace añales a refugiarse en nuestro país por el hambre que pasaba en el suyo, no encuentran ya como evitarnos.
También la industria del engaño les ha molido toneladas de euros a los venezolanos que no cuentan con el fulano abuelo. Pero, quien tenga la plata, puede inventar a un hipotético ancestro ibérico, y convertirlo en un judío sefardí expulsado del reino de Castilla en 1492. Culpar a los Reyes Católicos por haberlo sacado de España, y dárselas de ofendido, con la esperanza que le den los papeles, es otra “forma”.
Y también están aquellos que están regresando. No porque Venezuela esté mejor, o se crean los cuentos chinos de la dictadura. La verdad verdadera es que de donde vienen, la cosa está aún más fea que en nuestro país.
No es justo tanto sufrimiento de nuestro pueblo; siempre fuimos una gente alegre, feliz y bonchona. Ahora la desgracia de la Venezuela en dictadura está haciendo de nuestras vidas, de nuestras familias y de nuestros destinos, un calvario sin fin.