El Fogón de la Editora

LA JUVENTUD VENEZOLANA NO ES IDIOTA

Yolanda Medina Carrasco / Venezuela RED Informativa.us

No está fácil para un joven en Venezuela tomarse en serio algún evento electoral en el país. Eso explica porqué casi 4 millones de nuevos votantes no se han inscrito en el padrón electoral venezolano. Y con toda seguridad, y por los vientos que soplan, tampoco lo harán.

Fuera de Venezuela, con cerca de 8 millones de venezolanos dando tumbos por todo el mundo, escasamente la oposición ha conseguido anotar para sus internas una cifra que no llega ni a los 200 mil inscritos. Y, por supuesto, eso desmantela cualquier expectativa seria de tratar de colocar un momento electoral en Venezuela con el objetivo de enderezar al país. La gente, las grandes mayorías, saben, conociendo el sistema electoral y las asquerosas alianzas entre la oposición y el régimen, que por votos y a través de los votos el país no cambiará ni un poquito.

¿Cómo tú convences entonces a un muchacho que está dejando su juventud trabajando como un condenado por un pago de subsistencia en cualquier parte del mundo, para que deposite su fe en el voto, para cambiar las enormes desgracias por las cuales le toco huir de Venezuela? ¡Son jóvenes, no idiotas!

La misma medicina aplica para los millones y millones de muchachos que dejamos atrás; esos que brincan y saltan para intentar una y otra vez un “emprendimiento” que les genere unos pocos dólares allá en Venezuela. Unos cuantos dólares para sus bolsillos, mientras miran a los hijos de los enchufados forrados en carros nuevos, paquetes de plata e impunidad completa y total.

Con estímulos negativos, solo se consiguen cosas chuecas. Los jóvenes en Venezuela tienen restringido soñar, hacer una familia, casarse, comprar una casa y llevar una vida como la que hicieron sus padres. Al final, el ejemplo de un país que le reventó en plena cara a sus padres y una clase política que no se ocupó de enderezar el presente para volver a soñar en un futuro que los anime, no da ni para inscribirse en el REP, ni para salir a votar, ni para creer en algo o en alguien que arregle el país.

Nos han convertido en seres más que prácticos, en seres sin sueños ni compromiso con lo nuestro. ¿Y por qué comprometerse con un país que no pinta tener futuro en manos de quienes está?

El daño que todos estos malandros y sus acompañantes le han hecho a lo mejor de nuestro país, tenemos que ver como lo arreglamos.

Hay que recoger los pedazos del vidrio quebrado del país y volverlos a juntar. En caso contrario, de no hacerlo, seremos extinguidos por la historia. Quedaremos como las sombras de aquellas tribus indígenas que acabaron los españoles con la conquista y el poblamiento de Venezuela, y que solo quedaron para cambiar el nombre a las autopistas de Caracas.

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