El inevitable exilio forzado

William Jiménez Gaviria / Venezuela RED Informaqtiva.us
El régimen de Nicolás Maduro no descansa en la persecución sin distinción de personas, la investigación que dirige el Fiscal de la Corte Penal Internacional, es un tormento permanente para la alta cúpula política del sistema, especialmente para quienes están comprometidos en la perpetración de los crímenes de lesa humanidad, tal como lo prevé el Estatuto de Roma.
El sistema de inteligencia estatal apunta su radar a quienes disienten del régimen, está muy alerta de cualquier iniciativa opositora, especialmente las agrupaciones civiles en RESISTENCIA, así como las organizaciones que promueven los Derechos Humanos en Venezuela, es una política de ESTADO dirigida no sólo para quienes son perseguidos, incluso las detenciones arbitrarias se extienden a sus familiares, sin escrúpulos, prácticamente mediante un método de terror como de intimidación, buscan practicar la ejecución de detenciones arbitrarias, porqué su fin último es la detención de aquellos que son considerados objetivos políticos del régimen, al mejor estilo como lo describe el autor INGO MÜLLER en su obra los «JURISTAS DEL HORROR».
A raíz de los hechos imborrables de aquél 15 de enero de 2018, conocida como la masacre del Junquito, las percusiones NO se detienen, tal es el caso de la ciudadana Denisse Carolina Rodríguez Agostini, quien junto a su menor hija deciden de manera forzada abandonar el territorio venezolano, lo cual sucedió en fecha 19 de julio de 2023, con una determinación no sólo para huir de su patria, sino que también, evitar permanecer en el continente americano, pues la vigilancia y monitoreo no ha cesado contra los familiares de Abraham Israel Agostini Agostini, que han tenido que irse a diversos destinos del mundo.
Tal como sucedió con la ciudadana Zeila Agostini progenitora del antes mencionado y vilmente asesinado, quien luego de estar en el Perú nuevamente fue forzada a buscar protección en otro país desde Centroamérica, lo que vivió Denisse Agostini prima de Abraham Israel Agostini Agostini es toda una película de terror, pues la vigilancia no cesó desde su residencia en Cumaná, y a pesar de mudarse nuevamente a otra ciudad, la situación en Maturín no fue distinta, la presencia constante de unidades rústicas con vidrios polarizados, de la inteligencia militar era permanente en las inmediaciones de su residencia, así como cualquier otro lugar en Venezuela buscando acogida y seguridad.
Cabe destacar además la diversidad de víctimas de segundo grado relacionadas con la «masacre del Junquito», que han tenido que solicitar Protección Internacional en los Estado Unidos, Costa Rica, Alemania, Francia, Países Bajos y especialmente el Reino de España, con el propósito exclusivo de resguardar sus integridades físicas, que en definitiva es proteger lo más valioso para un ser humano, como lo es su vida.
Finalmente para los venezolanos, especialmente las víctimas, el clamor por el restablecimiento de las garantías fundamentales, es una petición permanente por alcanzar la Justicia, es la aspiración más anhelada para millones de ciudadanos, además desde el exilio, quienes estamos en el activismo de los Derechos Humanos, mantenemos firmes la llama de nuestras voces: Libertad, Igualdad y Fraternidad.
